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domingo, 18 de diciembre de 2011

EN MODO GILIPOLLAS

La izquierda abertzale reconoce el dolor de todas las víctimas.

"Los integrantes del Acuerdo de Gernika suscriben un documento en el que dan el paso que exigía la Conferencia Internacional por la Paz" (El País - 17/12/201)


En estos tiempos es de suma importancia el saber poner cara de gilipollas... más importante aún es hablar como si lo fueras, y si es posible, mantener la esperanza de que todos los que escuchan también lo sean.

¡A ver si después de todo va a ser esa la clave! Probemos pues...

Entrando en modo gilipollas en 3... 2... 1... ¡Ya!

Ser abertzale es como ser de izquierdas. Un nacionalista es un patriota, es cierto, pero no todos los nacionalistas son iguales, los hay de derechas y los hay de izquierdas. Yo no es que sea nacionalista, que va... lo que pasa es que no puedo evitar darles mi apoyo y mi comprensión, al fin y al cabo ellos también sufrieron la represión franquista.

El nacionalismo español es lo peor de lo peor, ese sí que excluye y maltrata a los extranjeros, a los que no comulgan con su sentimiento patriótico. Por el contrario, los demás nacionalismos hispánicos intentan ser amables y solidarios con los que vienen de fuera de sus fronteras, promueven políticas abiertas a todos y fomentan la creación de un alto nivel de bienestar para sus ciudadanos.

A excepción del Español, los demás nacionalismos no ansían expandirse a otros territorios y basan su identidad nacional en hechos históricos y científicos rigurosamente comprobados. No existe inexactitud ni exageración alguna por parte de sus cronistas, su sentimiento nacional y su orgullo por la tierra es perfectamente lógico y razonable.

Si en algún caso se ha producido alguna acción violenta o atentado por parte de un nacionalista que no sea español, esta ha sido debida a la insoportable represión a que se ha visto sometido, y así pues, no sería sino el lógico reflejo de un anterior ataque procedente de la España franquista.

Amaiur es un nuevo intento de agrupar a personas ajenas a cualquier tipo de violencia, para de ese modo, crear una nueva vía de dialogo y reflexión que nos haga olvidar los posibles errores cometidos en el pasado.

Saliendo de modo gilipollas en 3... 2... 1... ¡Ya!

Lo reconozco. Ha sido toda una experiencia... siendo gilipollas uno es mucho más feliz y apenas si oye los truenos, pero por desgracia la realidad sigue siendo la misma.

Vuelvo a ver como personas que afirman ser de izquierdas, abrazan y hasta comprenden una forma de ser y ver el mundo absolutamente opuesta a toda idea progresista.

El nacionalismo es ya una enfermedad crónica de este país, una de las muchas enfermedades que en estado más o menos latente, padece desde siempre nuestra sociedad; pero hoy, potenciada y expandida por las turbias corrientes que barren el mundo, podría derivar en mortal.

El nacionalismo sólo se muestra solidario con otros nacionalismos cuando sus fronteras aún no se tocan, cuando lo hacen devienen en recelo, en odio, y finalmente en guerra.

Imaginad por un momento la historia de España sin nacionalismo, reflexionad sobre en qué podría haberse convertido este país de no haber sido arrasado constantemente por todas las guerras que el fanatismo nacionalista ha provocado. Si el vértigo es demasiado fuerte, partid simplemente desde comienzos del siglo XX.

Imaginad una España sin la vergonzante guerra de Marruecos; sin el desastre humano, económico y moral que supuso aquella ridícula y trágica intentona de recuperar el imperio perdido durante el siglo anterior.

Imaginad una Cataluña sin "Semana Trágica" en la que grandes pedagogos como Ferrer Guardia hubieran desarrollado una verdadera revolución de los anticuados sistemas educativos de la época. Imaginad una Andalucia y una Extremadura donde la propiedad de la tierra no fuera cosa de unos pocos terratenientes.

Imaginad un país sin más de un millón de muertos, un país con la segunda mayor reserva en oro del mundo guardada en el Banco de España, el país de la llamada edad de plata de la cultura española, que aglutinó a las generaciones de 1898, 1914 y 1927, una lista infinita de nombres como Unamuno, Severo Ochoa, Valle-Inclán, Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Federico García Lorca, Santiago Ramón y Cajal, Ignacio Bolívar y Urrutia, Ramón Menéndez Pidal, Pedro Salinas, Luis Cernuda, Max Aub, Ramón J. Sender, Arturo Barea, Luis Buñuel, Pablo Picasso, Blas Cabrera...

Imaginad un país, sin guerra civil, sin exiliados, sin cuarenta años de dictadura, sin monarquía, sin aquella gran estafa disfrazada de transición...

El diez de Agosto de 1936, al poco de comenzada "su revolución", el general Franco declaraba ante el periodista Félix Correia para El Diario de Lisboa:

"Mi objetivo fundamental es restablecer el orden, la autoridad, y el respeto por la vida humana... No tengo intención de ejercer ningún tipo de violencia sobre la ciudad de Madrid... deben evitarse los grandes combates, como se debe evitar el bombardeo de la capital donde viven tantos cientos de miles de personas... nuestra bandera es la tricolor, y nuestro himno el de Riego"

Son las palabras de un nacionalista cuando todavía no ha alcanzado el poder suficiente como para mostrase tal y como es, la cara amable de una vieja enfermedad que aún no da la cara, son las palabras de Amaiur y sus abertzales.





SIN PERDÓN (Unforgiven, 1992)

" ... bien dicho Little Bill, confiemos en la buena voluntad de los nacionalistas y en la benevolencia de los reptiles."

¿O no era exactamente así?


Imagen: elroto

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