Translate

viernes, 24 de enero de 2014

LOS DE LOS RAROS DERECHOS



Creían los antiguos celtas que no había mal irremediable... que ni dioses ni espíritus eran omnipotentes.

Creían que incluso las más terribles calamidades, por devastadoras e incompresibles que fueran, podían ser contenidas, que los espíritus portadores de las enfermedades, la escasez, y el miedo se tomaban un respiro de cuando en cuando... y a ese tiempo le llamaron Samhain.

Era al final de la cosecha, justo al comienzo del invierno, con el regreso de ese mundo siempre empeñado en acabar con sus vidas. Durante unos pocos días y por puro miedo al miedo, se burlaban de sus temores, y por no huir del monstruo se convertían en monstruo. Cambiaban sus ropas por andrajos, cubrían sus rostros con calabazas talladas, ahuyentaban a los espíritus malignos haciéndose pasar por otros aún peores, se proponían unos a otros la posibilidad de elegir entre un pacto o la desgracia, y alejaban así la certeza de la ruina, del hambre, la desesperanza... se rebelaban contra los males que no comprendían... y hacían algo más, se negaban a resignarse, a aceptar que su penar fuera irremediable.

Con el paso del tiempo esta ancestral costumbre se extendió por todo el noroeste de Europa y ya mediado el siglo XIX, junto con los primeros emigrantes irlandeses, terminó viajando hasta las Américas. Allí arraigó por las mismas razones... por causa de los mismos monstruos... se extendió por medio mundo, cambió de nombre... y lo llamaron Halloween.

Los antiguos celtas y cuantos conocieron al viejo Samhain en alguna de sus formas, aprendieron algo realmente trascendente... en ocasiones, los poderes que creemos absolutos, no lo son tanto... la escasez, la desgracia, la plaga, el monstruo, lo que parece irremediable, pueden y deben ser combatidos... y cuando menos, su victoria, pactada.





Siempre elegimos "truco".

En España, la moral católica siempre se ocupó de mantenernos alejados de tan bárbara costumbre, la tachaba de pagana y extranjera. Tal vez por eso no comprendimos bien al viejo Samhain. A lo largo de buena parte de nuestra historia, en esta noche de difuntos que ya dura siglos... en este Halloween eterno, mientras los demás eligieron "trato"... nosotros, la raza de conquistadores, elegimos "truco" (de hecho aún hoy seguimos haciendo lo mismo)

Los otros, los de "Extrancia", los de la "conjura judeomasónica", los de más allá de la rayita gruesa del mapa... escogieron "trato" alguna vez... aunque sólo fuera para variar, tomaron la opción menos sensata, la de vencerse a sí mismos y escupir al cielo, la de enfrentarse a la realidad. 

Pero los españoles no.

Los españoles, en su mayoría, siempre fueron gentes sensatas, gentes que aceptan la desgracia como quien acepta el pago de una deuda, de un pecado... gentes cuya máxima aspiración ha consistido en tener un amo justo, en no incomodar demasiado al monstruo que hoy mata y mañana da de comer.

Y aunque los hubo que lo intentaron, bien que fracasaron, unas veces por no abrir los ojos a tiempo, otras por ciegos (o cortos de vista), otras por tuertos... siempre por prudentes. Muy pocos osaron mirar directamente a los ojos de su enemigo, el verdadero, el de toda la vida, el poder verdadero, al dios monstruo que antes se llamaba sequía, guerra, epidemia... y hoy llamamos amablemente "Mercados"







Y por pedir "truco" tras "truco" y no forzar el "trato" somos hoy lo que somos... más libres que nunca, tenemos más derechos de los que jamás soñamos... somos libres de contratar a otro a cambio de comida y la cama... somos libres de manifestarnos contra ese "derecho" a cambio de ser arruinados, de ser detenidos, de ser apaleados... somos libres de elegir entre ser pobres con trabajo o ser mendigo... somos libres de esperar hacinados en un pasillo de hospital mientras nos llega el turno de morir... somos libres para poder saber que 20 españoles poseen tanta riqueza como la cuarta parte de la población... libres de obedecer sí o sí los designios de los nuevos dioses y los viejos espíritus... libres y cargados de cadenas... somos libres de ser esclavos.

Los de los raros derechos... esos somos... así nos llaman.




Tenor recitado
La de los raros derechos
la llamaban desde extrangia
mientras sus gentes sencillas
vivían en la ignorancia
¡Todo por ser diferentes
y darse mas importancia!

Barítono recitado
Caro te salio señora,
ser adalid y orgullo de occidente,
que tú, que fuiste un tiempo emperadora perdidos ya tu cetro y tu corona, hurtaste los derechos a tu gente.

Tenor
En mi patria reserva de occidente
los derechos humanos son muy raros. Hasta en esto, señores engañados:
los derechos de todos acoplados
a nuestra idiosincrasia diferente.
En mi patria en lugar de sindicatos,
se sacaron de la manga un verticato, donde juntos, patronos y operarios, se reparten la pava y hermanados se olvidan de sus representados.

Soprano
¡Eso que usted dice es falacia liberal, hibrido producto de alguna internacional.

Baritono
¡Anda mi madre que murmura esta gachi!

Coro
¡ella es un producto que quedo del “ay gili”!

Barítono
En mi patria la huelga es solo paro,
la libertad un sueño inalcanzado…


Tenor
Pero puedes hablar de lo opinable
con tal de no mentar a lo intocable:
pues caera sobre ti la ley de prensa,
del pueblo ignorante fiel defensa.

Coro
Pero puedes hablar de lo opinable
con tal de no mentar a lo intocable.

Soprano
¡Ay cristo del pardo virgen del palmar! ¡como les oyera mi pequeño Blas!

Tenor
Cállese cretina, pues aun queda mas: ¡son cuarenta años sin hablar!

Un chulo
¡Toma y sin cantar!

Soprano
¡Y dale con los cuarenta años!
¡desarraigados, mas que desarraigados…!

Un nota
Señora, ¡es que son muchos años…
que es casi la edad de la señora de aquí!

Señor bajito
Oiga, un respeto, que aquí tiene su nombre…

Tenor
Eso, eso, vamos a cantarle… los cuarenta.

Barítono
En mi patria , queremos un senado y
queremos elegir los diputados…

Tenor
Los alcaldes y los gobernadores
y no que nos los pongan…
por “bemoles”
y el retiro “pa” todos los de ayete
que fueron nombraditos a “dedete”

Soprano
¡Esto es un escarnio, virgen del pilar!
la vieja guardia ¿donde “corcho” esta?

Tenor
y que me dice “usté señá” genara
de la gracia retrechera de
los mil y un partidos…

Soprano
¡Cállese ya bastardo!
¡aquí no queremos mas partidos
que los de la copa de su excelencia!

Tenor
¡Será caduca!

Soprano
¡Apatrida!

Tenor
¡Fascista!

Soprano
¡Bolchevique!

Tenor
¡Cállese ya, tía bunker!

Coro
Hoy la ONU nos tiene homologados
pues la Declaración ya hemos firmado.

Tenor
Y tendremos partidos falangistas,
democratacristianos y franquistas,
y saldrán a la luz los radicales
con Tierno, con Carrillo y con González.

Soprano
La de los raros derechos
es la patria mía.
La de los raros derechos
solar donde nací.

Todos
¡Es así, mi país!




sábado, 4 de enero de 2014

CUENTO DE NAVIDAD



Y cuando parecía que el tiempo se había atascado en un permanente día de la marmota... y cuando todo consistía en un diario motivo para rebanar parlamentarios pescuezos... resulta que ya es navidad... ya las panderetas... ya el olor a mazapán... ya la puta navidad.

Salgo a la calle en busca de eso que todos hablan... de eso que a todos hace mejores, más felices, más amables, menos malos...

Camino con la cabeza gacha, aprieto los dientes y abro los ojos... los abro hasta que me duelen... pero por más que miro solo veo culos... culos en manada, en estampida, culos a salvo junto a otros culos... culos grandes y pequeños, culos circunspectos y culos en animada conversación,  culos caros y baratos, culos con y sin rumbo, culos corazón y culos cerebro, culos felices que se mienten a sí mismos... ya no por creerse afortunados, sino porque así pueden engañar de una manera mucho más eficiente a otros culos que también aspiran a ser dichosos.

Me paro en medio de la calle para verles yendo de acá para allá, tropezando unos con otros, sumidos en sus asuntos de culo, en sus asuntos de mierda... Y no sin rastro de envidia, me pregunto qué demonios han comprado para no parecer cabreados, para no tener este aspecto de loco furioso, para no gritar y romper y rasgar... para no caer en este perpetuo estado de ignición que me consume y que me da la vida... que cada vez deja menos espacio para nada más.

Levanto la mirada, cambio el punto de vista.

Luces... todo lleno de luces... como cada año, el lado oscuro e incomprensible está de vuelta... y con todo su esplendor, con sus diabólicos villancicos, con el discurso del Borbón, con los apestosos perfumes, con los Reyes Magos, con Papá Noel, con su lotería, con las tiras de espumillón dorado, con el "feliz entrada y salida", y el turrón duro, el más duro de los últimos cien años... y las buenas caras, y las mejores intenciones... qué poco han de durar todas esas intenciones...

Y yo, como supongo que otros tantos, harto de estar harto de tanta monserga, descubro que todo tiene que ver con todo... descubro lo inútil de las buenas palabras con quien no quiere palabras... y descubro el origen de nuestros males... descubro al monstruo

A las puertas del Corte Inglés distingo un grupo de personas vestidas con idénticas camisetas... "Vengo a visitar a mi madre, la empresa la ha esclavizado" dice la leyenda. Gentes de todas las edades que protestan por las insoportables condiciones de trabajo de sus hijos, esposas, madres y padres... manifestándose por los que ya viven permanentemente amenazados con el inmediato despido... entran y salen para dejarse ver, mientras llega la policía...

¡Un tumulto! Gritos al fondo de la calle... por fin señales de vida, vida que al menos no parece tan terriblemente feliz... una muchedumbre dividida en dos bandos enfrentados, podría ser el principio de algo... pero no... sólo es el final. La cola de quienes esperan a que Belén Esteban les firme su libro ha entrado en colisión con los que aguardan su turno y su décimo de Doña Manolita.

Y algo más allá un individuo golpeando una biblia con el puño mientras grita que estamos todos condenados... y algo más acá un amago de reyerta por hacerse una foto junto a esa torre de hierro que llaman "árbol de navidad"... y Bob Esponja contra la Gallina Caponata, ambos en evidente estado de embriaguez.

Lo dejo... otro día más... que tampoco soy tan valiente... que con un rato soportando la respiración del monstruo ya tengo bastante.

No ha sido tiempo perdido, pienso volver... a pesar de todo he descubierto algo importante... algo práctico... que a partir de ahora, cuando quiera estar solo, sentirme solo... ya no necesito de ningún desierto.