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sábado, 21 de febrero de 2015

MANOLO Y LA DEUDA



Aclaración respecto al asunto de la deuda griega (Nivel cuñado facha)... imprimir, guardar en un bolsillo, y entregar al interesado por debajo de la mesa en la siguiente reunión familiar.


"Verás, Manolo... esto de los alemanes y los griegos es como si el abuelo te debiera 100.000 de las futuras pesetas. Como quieres cobrar cuanto antes, convences a mi padre para que te pida un préstamo de 150.000 pesetas, y así te paga el préstamo anterior. Ahora te debe 150.000 pesetas.

Pasa el tiempo (no mucho), el viejo no paga, y para salir del paso, repetimos la operación... pero esta vez con 200.000 pesetas.

Entonces un día me acerco a tu casa, nos sentamos a tomar un botellín y te comento que unos ladrones le robaron aquellas primeras cien mil pesetas a mi padre, que ya está muy viejo y que no se entera, así que ahora el tema de su deuda lo llevo yo. Te digo que de entrada, ya no habrá más préstamos, porque no tenemos cómo devolverlos. Te pido que me des un tiempo hasta que me busque un curro de noche y mi madre se ponga a fregar pisos, que será cuestión de un par de meses, tal vez tres, y así, cuando dispongamos de dinero realmente nuestro, y no tuyo, te empezaremos a pagar las 200.000 pesetas. Añado que deberías recordar aquellas dos veces en que el abuelo pagó la fianza que te sacó del talego cuando eras el cabeza rapada del barrio y te dedicabas a romper huesos y a perseguir a inmigrantes... que cuando te casaste y no tenías un duro, te dejó el dinero de la entrada del piso y no se lo devolviste nunca. Y añado algo más, que encuentro sospechosa tanta generosidad al prestar y tanta prisa al cobrar... que empiezo a ver que lo que quieres en realidad es quedarte con el piso... pero eso sí, para no dejar a los abuelos en la calle, puede que les alquilaras un par de habitaciones de su propia casa.

Ahí es cuando te haces el ofendido, pero solo un ratito, enseguida te pones a pensar y me propones que como adelanto, te pague con las camas, la nevera, las mesas, las sillas... te digo que no puede ser, que esas cosas las necesitamos para vivir, y además pronto caes en la cuenta de que todo eso no vale casi nada.

En ese momento tú coges y te pones a gritar, das un puñetazo en la mesa, me dices que no te cuente mi vida, que quieres tu dinero esa misma tarde, que si no pago me mandarás a unos macarras de tu barrio y que mi familia te importa una mierda, que lo importante es cumplir los compromisos, que tu dinero es tuyo y que no hay más que hablar. Entonces te levantas, me agarras del brazo y de camino a la puerta, tras repetirme a gritos que se te acabaron los miramientos y quieres cobrar ya, me amenazas con hacer lo posible para que nadie nos dé trabajo, me dices que o acepto otro préstamo, esta vez de 250.000 pesetas, o nos moriremos de hambre... en ese momento te miro y te digo al oído... "Manolo... los muertos no pagan deudas"

Entonces callas... me sonríes con esa cara de cerdo tan tuya, y me das cuatro meses de plazo"



Pelayo Martín (Inspirado en alguien con cuñado)







miércoles, 4 de febrero de 2015

LA PROPUESTA



Todo el mundo sabe que, el ladrón aparte, quien más sabe del robar, es el policía... de modo que a su buen criterio me remito.

Aconseja siempre que de encontrarnos en el amargo trance de ser víctimas de un atraco reaccionemos con calma, pero no sin decisión... sí con nervios templados y muy conscientes de lo que hacemos. Afirman también que lo más importante es apaciguar en la medida de lo posible al delincuente, no interactuar con él más de lo imprescindible, entregarle nuestro dinero antes incluso de que llegue a pedirlo, para de ese modo, aplacar su ansía y no dar lugar a nuevas amenazas.

De ahí mi PROPUESTA.

A la vista del masivo atraco que la organización criminal de sociópatas electos perpetra diariamente sobre nosotros... a sabiendas de que su codicia y ansia por nuestro dinero no mengua... propongo lo siguiente:

Provéanse de unas cuantas monedas, monedas pequeñas, esas piezas roñosas que siempre nos llegan, llévenlas siempre consigo, consérvenlas en un bolsillo seguro pero fácilmente accesible, y esperen la ocasión.  Sea en un pueblo o gran ciudad, en cualquier calle y cuando menos lo esperen, verán pasar ante ustedes a alguno de nuestros elegidos perturbados, a pie o a bordo de su oscuro coche oficial... no pierdan entonces un segundo... aproxímense a ellos, háganlo despreocupadamente, pero con paso firme, y cuando al fin estén a su alcance, arrojen esos pocos céntimos a sus pies... o a sus llantas de perfil bajo... y no de cualquier modo, ha de ser con brío, con desprecio, incluso con rabia, pero en silencio... buscando que el tintineo de las monedas sobre el suelo resulte claramente audible para el resto de los viandantes.

Les garantizo que la experiencia merecerá la pena... (yo ya lo he probado dos veces)

Se me olvidaba... un detalle importante... no se confíen, cuídense de mantener siempre cierta distancia, los niños de la mano en todo momento... en realidad nadie sabe de lo que un sociópata democrático y rabioso es capaz, podría ocurrir que el instinto se adueñara de él y que se abalanzara de repente sobre la calderilla... (no olvide que se trata de animales salvajes sin ética ni principios y apetito insaciable).

Háganlo saber... coméntenlo con sus amistades y familiares, déjelo caer en el bar o en la oficina, y así, tal vez (y solo tal vez) este atraco masivo vaya a menos... y nuestras posibilidades de sobrevivir a más.