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martes, 11 de abril de 2017

LA ESCORIA




Era el residuo resultante de una combustión prolongada a altas temperaturas... era lo que queda después de la perpetua incandescencia... el indestructible detritus que persiste... inmune al paso del tiempo y al desgaste.

Era esa enfermedad que consume a este país desde hace siglos, era Carmen... era la representante (una más) de lo que los libros de historia algún día llamarán "La maldición española"

Era Carmen María Chacón Piqueras, una mujer de 46 años, que comenzó su vida política a la temprana edad de 16 años afiliándose a las Juventudes Socialistas de Cataluña. Con apenas 20 dió el salto al patio de los mayores y consiguió un puesto de concejal en su ciudad natal (Esplugas de Llobregat)... desde ese momento el tiempo comienza a correr muy deprisa para Carmen...

Primera Teniente de Alcalde de Servicios Económicos, observadora de la OSCE, Secretaria de Justicia en la Ejecutiva del PSC, Secretaria de Educación Cultura e Investigación del PSOE, Diputada durante cuatro legislaturas, cabeza de lista en dos de ellas, Vicepresidenta del Congreso, Ministra de la Vivienda, Ministra de Defensa, y permanente candidata a la Secretaría General del PSOE... penúltimo paso antes de la meta final (esperar y colaborar en lo posible en la decapitación de Pedro Sánchez)... la presidencia del Gobierno de España... y más allá.

El de Carmen ha sido un largo camino a salto de mata...siempre a la carrera y siempre cayendo de pie... siempre montando al caballo ganador. Un día fue Manuel Marín el Felipista, Rubalcaba el guardián de las llaves, Zapatero el Presidente... docenas de nombres entre ellos... promotores todos de la menuda socialista... muñecos todos en sus manos de muñeca.

Todos los suyos la quisieron pero nadie la definió con tanta clarividencia como los asesores de la embajada de EEUU en sus informes que en su día desveló Wikileaks:

“Chacón es joven, inexperta en temas de Defensa, pero sería un grave error minusvalorarla” “Se rumorea que Zapatero se plantea no ser candidato en 2012 y que pretende que Chacón sea su sucesora. Sea cierto o no, Chacón es una pieza poderosa” “La ministra nos ha impresionado en sus primeros meses al frente de Defensa como una persona seria que quiere trabajar con EEUU. Las dudas sobre ella aireadas por algunos de nuestros contactos militares (demasiado joven, demasiado inexperta) han desaparecido. Chacón y su marido, un ex director de comunicación de Zapatero [Miguel Barroso, ex secretario de Estado de Comunicación], son personas muy próximas a Zapatero”

Imagino a Carmen durmiendo cada día en su cama... meditando sobre su próximo monigote... pergeñando una nueva estrategia... ordenando al servicio que le atasen las manos a la espalda... por aquello de no traicionarse a sí misma... repitiéndose a sí misma ante el espejo a modo de entreno lo que repetiría a todos y en todas partes justo antes de que cientos de miles perdieran sus casas: "Nuestro sector inmobiliario es de los mejores del mundo"..

La recuerdo como la primera Ministra de Defensa que durante la democracia autorizó el uso de aviones y bombas españolas para atacar un país extranjero (Libia), declarando públicamente su decisión de apoyar nuevos los bombardeos mientras llegaban las noticias de los civiles masacrados...durante aquella rueda de prensa en la que comunicaba su decisión de eliminar y cesar la fabricación y venta de bombas de racimo, con la oculta y empresarial intención de repintar las viejas, cambiarlas de nombre y destruir las pasadas de fecha... presumiendo orgullosa de un plan de ayuda para alquileres de viviendas para jóvenes que duró menos que su misma tramitación... creando nuevos juzgados para "agilizar" los desahucios cuando con otros dos suicidios en aquella misma tarde y con una multitud a las puertas del Congreso reclamando la admisión a trámite de la ILP sobre la dación en pago, Carmen se decantaba por los desfavorecidos, aunque a la hora de votar no hubo manera de dar con ella.

Dicen que el éxito se compone de un 10% de inspiración y un 10% de transpiración... que el 80% restante (el que marca la diferencia) consiste en no tener escrúpulos y comer de todo. Por alguna de las tres proporciones conoció Carmen al que fue su esposo.

Miguel Barroso... hombre perteneciente al mundo de la publicidad y los medios de comunicación, confesor y a la par, secretario de Estado de Comunicación de José Luis Rodriguez Zapatero durante los años en que se dibujó el mapa de la televisión digital... Barroso, el que abandona su flamante cargo tras dejarlo todo atado y bien atado: la reordenación del sector audiovisual, el apagón analógico y el reparto de nuevas licencias de televisión... Barroso, el amigo-conocido común de los principales beneficiarios de las nuevas emisoras... Barroso, afortunado ministro consorte cuya empresa resultó elegida para jugosas campañas publicitarias (Loterias del Estado, Ministerio de Defensa, sí, ese mismo... el que dirigía su señora).

Ahora que está tan de moda el término de "Puertas giratorias", bien podríamos decirlo de Barroso... un profesional de éxito que asistía con frecuencia a las reuniones del Ministerio de su mujer... entraba como marido amantísimo, una vez dentro se convertía en funcionario, y salía de nuevo (pero algo más informado) como particular.

¿Asqueados? Yo también... pero antes de vomitar preguntémonos:

¿Es esto la política? No, desde luego que no. La política no es una permanente escalada, un medrar hasta la extenuación, un metódico sistema de autoencumbramiento, un constante manoseo de uno mismo en permanente erección... la política no es esto... esto se llama corrupción, podredumbre, vampirismo, y al fin, y por más que suene a fracaso... dictadura.

Un cáncer, un tumor que progresa a costa de esa víctima (y ese cómplice) que somos todos... una infección que de cuando en cuando cambia de forma, militante, candidata, diputada, concejala, miembro del comité federal, vicepresidenta del congreso, ministra... eso era Carmen Chacón, eso son los miles de parásitos que apoyados los unos en los otros, se han adueñado de la política y de nuestras vidas.

No importa el tiempo que pase, ni la temperatura de los acontecimientos, ni los imprevistos vaivenes de un mundo que aparentemente cambia de vez en cuando... no importa siquiera que el azar derribe la orgullosa figura y la envíe antes de lo previsto a la caja junto al resto de peones... la escoria permanece, no hay llama que la consuma, se acumula sobre sí misma y se adapta a las circunstancias... y ya a nadie le extraña.